Ginebra Raventós

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Sobre las piezas:

La voz y el lenguaje permiten acercarnos al otro, entenderlo, salir de nuestro yo. Pero qué pasa si en realidad no podemos escapar de nosotros mismos, de nuestro mundo, de nuestras expectativas, de nuestras sensaciones, de nuestros recuerdos. ¿Qué pasa si creemos que nos estamos comunicando, que estamos comprendiendo al otro, pero en realidad estamos atrapados en nosotros mismos? El experimento de la palabra fantasma de Diana Deutsch es el paradigma perfecto de ello:

La Palabra Fantasma, es un fenómenos psicoacústico que consiste en presentar al oyente desde altavoces estéreos secuencias de palabras y frases inconexas, una desde el altavoz situado a la derecha del oyente y otro desde el de la izquierda, de modo continuado. Después de un tiempo oyendo estos sonidos, los participantes empezaban a oír palabras y frases que en realidad no existían, pero que tenían un significado particular en el oyente.

Muchas personas inicialmente escuchan un revoltijo de sonidos sin sentido, pero luego surgen palabras y frases distintas, seguidas de nuevas palabras y frases. Las palabras sin sentido y los sonidos musicales a veces aparecen mezclados con palabras significativas. Las palabras y frases a menudo parecen ser pronunciadas con acentos extraños o extranjeros, presumiblemente los oyentes están organizando perceptivamente los sonidos en palabras y frases que son significativas para ellos, aunque parezcan distorsionados en consecuencia.

Investigo con diferentes sonoridades y significados utilizando este efecto como punto de partida.

El estudio de la palabra fantasma viene a encarnar una fascinante paradoja. La voz a través del lenguaje nos acerca y nos repele: simultáneamente permite la comunicación acercando el pensamiento entre los interlocutores, pero también, debido a nuestro sistema perceptivo, puede causar involuntariamente una ilusión —la desviación de la información que el interlocutor envía— y llevar al receptor a un diálogo interno con su inconsciente o con el más allá.

Este fenómeno nos brinda un perfecto reflejo de cómo la voz permite rozarnos y aún así nos ancla a no poder escapar de nosotros mismos, de nuestras ideas, prejuicios, vivencias y universo interior. Nos vuelve a hacer caer dentro nuestro, aún cuando escuchamos una voz que no es la nuestra. A pesar de ser considerada una ilusión, para nosotros es tan real y tangible como todo lo demás, tanto que es indistinguible para el receptor lo que se está diciendo y lo que se está generando como percepción de la escucha: la ficción y la no ficción se desdibujan.
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